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2007

Peugeot, ¿un regreso ganador?

Peugeot está de vuelta © Villa de Le Mans

El acontecimiento de esta 75ª edición es el regreso de Peugeot a Le Mans por primera vez desde su victoria en 1993. Para seguir los pasos del legendario 905, el fabricante de Sochaux alineó dos 908 equipados, como los Audi, con un turbodiesel. El enfrentamiento empezó bien para los franceses, con un Peugeot en primera posición, pero Rinaldo Capello tomó el control de la carrera desde la primera curva con el Audi nº 2.

Un domingo de giros y vueltas

El Audi n.º 2 lideró la carrera con autoridad hasta primera hora de la mañana siguiente. En la aproximación a la curva de Indianápolis, la rueda trasera izquierda del coche se soltó y Rinaldo Capello, que iba al volante en ese momento, se vio obligado a abandonar. Sólo quedaba un coche alemán en carrera. 

Segunda victoria consecutiva para el Audi Survivor © Villa de Le Mans

Si bien la prueba terminó en condiciones dantescas marcadas por fuertes lluvias, el Audi de Pirro, Biela y Werner ganó por segundo año consecutivo. Los puestos de honor son franceses, ya que el podio se completa con un Peugeot y un Pescarolo.

Para supercampeones y supercampeonas

El piloto quebequés Jacques Villeneuve, campeón del mundo de Fórmula 1 en 1997, hizo su primera aparición en las 24 Horas de Le Mans. Formando equipo con Nicolas Minassian y Marc Gené en el Peugeot nº 7, consiguió el segundo puesto a menos de dos horas del final antes de retirarse por un fallo en el motor.

¿Has prestado atención a las fachadas de los dos edificios anteriores? 


Es difícil no fijarse en la mansión privada del n.° 37 y su balcón que se extiende por toda la longitud de la fachada con las cabezas masculinas y femeninas (mascarones) que la decoran.

Aunque sea más modesta, la decoración del n.° 39 no es menos interesante. Encima de la puerta principal, hay varios elementos esculpidos que proporcionan información sobre la profesión ejercida por el propietario del local, como una paleta de pintor o una cámara de fuelle. Paul Couturier (1846-1911) regentaba en estos locales su estudio "A la fotografía moderna". La cabeza de la parte superior de la fachada evoca una divinidad griega coronada con rayos que simboliza la importancia de la luz en la actividad fotográfica.